Son muchos los errores que suelen cometer las PYMES a la hora de uniformar a sus trabajadores.

Te contamos las diferencias entre las PYMES y las grandes empresas a la hora de vestir a sus operarios, así como los errores, más frecuentes de las primeras y porque las grandes, suelen evitar este tipo de problemas.

Las PYMES, no todas, pero si muchas, en ciertos temas gobiernan y gestionan partes de la empresa por impulsos. Es decir, en la pequeña empresa, sobre todo en ella, la adquisición de ropa de trabajo, no se considera una inversión, se considera un gasto y como tal se trata de aplazar lo máximo posible en el tiempo. Cada uniforme que no se adquiere es como un recorte económico y un triunfo para la caja de la empresa. La realidad es que es un error, uno grande, sólo se toma la decisión de adquirir uniformes nuevos cuando un operario reacciona y solicita prendas nuevas o la empresa un día cualquiera repara en que tiene al personal mal uniformado y no da buena imagen, ese día se toman decisiones y se dirige la empresa, POR IMPULSOS, y por lo general, el primero suele ser mandar al operario de forma urgente a la primera tienda de ropa de trabajo que tengan más a mano por la zona y compren lo más parecido al uniforme “oficial” que por lo general, en lo único que suele concordar con ese supuesto uniforme oficial, suele ser, el color, ni si quiera el tono, sólo el color, ya ni hablemos de la composición de los tejidos ni formatos. Obviamente, con tanta urgencia, suele ser complicado acertar teniendo en cuenta que se trabajan cientos de miles de referencias en España en cuanto a ropa laboral se refiere…

Las grandes empresas por el contrario se lo toman muy en serio, invirtiendo en la imagen de los operarios y por ende de la empresa. No olvidemos que los que primero nos reciben y atienden en una empresa, son sus empleados y según nos reciban y traten lograrán o no, que formemos parte de su clientela y en ello influye nuestra apariencia.

Si volvemos a casa de madrugada y nos cruzamos en una calle oscura con una persona mal vestida, seguro que a priori, desconfiaremos, si por el contrario esa persona va vestida con traje de chaqueta, posiblemente nos crucemos con ella mucho más confiados, nos guste o no, la imagen que uno ofrece a los demás, es sinónimo de  confianza o de desconfianza, ya sea en una calle oscura o en un negocio.

Así que acertar con el uniforme, es invertir, no acertar con él, mal gastar.

Esto las grandes empresa, lo han entendido a la perfección, las pequeñas aún no.

La gran empresa, cuando uniforma a su personal, previamente se ha reunido durante días y tratado el asunto durante horas buscando el uniforme perfecto, acorde a lo que la compañía quiere transmitir, Un simple ejemplo: Si es gran empresa posee tiendas de deportes, buscará gente joven que vista ropa semideportiva informal y de apariencia joven si es un compañía aérea, buscará transmitir seguridad (No quiere que desconfiemos en las habilidades del personal, sobretodo del piloto) y uniformará a su personal con ropa laboral sería, trajes de chaqueta, corbatas faldas, pantalones de vestir y calzado clásico. Imagina por un momento a Javier, 30 años pilotando un avión comercial, vestido con unos vaqueros rotos y una camiseta de algodón sin mangas o al mismo Javier, uniformado con traje de chaqueta inmaculado. Pues es el mismo piloto, pero de uno simplemente disfrutarías del viaje y del otro seguro que viajarías intranquilo, curioso verdad. Llegamos a la conclusión una vez más que la imagen y la ropa laboral es más que importante.

Ausencia de uniforme.

Hay muchas pequeñas empresa, que simplemente, no usan, uniformes, el personal viste como se suele decir, de calle y cada día aparecen en el trabajo vestidos de forma diferente, esto es un gran error, independientemente del tamaño de la empresa y a lo que se dedique. Uno se puede equivocar en la elección del uniforme, puede errar y no invertir lo suficiente, pero peor aún es no portar absolutamente ninguna vestimenta de trabajo que nos proteja e identifique con respecto a la competencia.

El popurrí.

Son muchas las pequeñas empresas que invierten o más bien tratan de hacer una inversión en uniformes de trabajo, pero termina siendo un gasto sin feedback, son aquellas que un día se presentan en la tienda, nos dicen lo que quieren y se llevan lo conocido como  EL POPURRÍ es decir muchas prendas, todas desiguales, para diferentes operarios en el mismo grupo de trabajo, generalmente buscando las ofertas y liquidaciones sin tener en cuenta la homogeneidad y por ende el fracaso en cuanto a una imagen seria y profesional, se refiere.

En esta categoría también entran aquellas empresas que van mandando a los trabajadores por la tienda y cada uno de ellos adquiere lo que le gusta en el momento sin reparar en el importe, pero que igualmente carecen de homogeneidad.

Sin continuidad.

Hay otro perfil de empresa que lo tiene claro, saben que la imagen es importante y buscan invertir en ropa de trabajo, pero carecen de continuidad, es decir, hacen un gran desembolso de dinero el día de la inauguración o cada año, pero no mantienen esas compras durante los meses sucesivos, por lo que terminan con personal con mismas categorías uniformados con distintos uniformes, principalmente suele ocurrir con el personal nuevo que entra en la empresa, los responsables de acometer dicha tarea, o sea de asegurarse que todo el mundo vista igual, cambian de proveedor o simplemente adquieren nuevos uniformes, similares, sin tener en cuenta las referencias, los códigos y fabricantes, con lo que terminan aparentando ser una empresa uniformada, pero cada uno con un uniforme diferente aunque todos coincidan en los colores. Un claro ejemplo de que esto ocurre, son las empresas que deciden uniformar a su personal en empresas como Zara o similar, estas empresa se mueven por modas, lo que es tendencia ahora, no lo es el mes que viene, por lo que es habitual comprar gran cantidad de uniformes hoy, para todo el personal, y si dentro de unos meses llegan nuevas incorporaciones, lo normal sea que los zara de turno ya no tengan dicha ropa para vestir al nuevo operario y se trate de salir del paso buscando en otro sitio ropa similar, pero para entonces, ya será tarde, simplemente, van vestidos, pero no uniformados.

Renovación del uniforme.

Hay otro grupo de empresas que pueden o no formar parte de las anteriores, que cometen otro error más frecuente de lo que parece, hacen importantes inversiones en ropa de trabajo, que cada año procuran dar una imagen renovada pero que suelen ser muy laxos en cuanto a las normas de vestir se refiere con el personal.

La experiencia nos ha enseñado que una empresa cuando adquiere nuevos uniformes, debería exigir al personal la ropa laboral antigua y deshacerse de ella, dado que de lo contrario es cuestión de tiempo que por error o por necesidad puntual cualquiera del equipo, termine usando uniformes de temporadas pasadas en la actual.

Una vez más no se estará uniformado.

Invierten pero no exigen.

Otro grupo es aquel, que hace a priori las cosas bien, se reúne con las personas pertinentes a la hora de tomar decisiones de gestión en la empresa, que saben que los uniformes, son una inversión, no un gasto y que obran en consecuencia. Adquieren el uniforme perfecto a todos los niveles, colores, material, características y prestaciones, saben que quieren transmitir y que tatuar en el cerebro del cliente, pero hierran en lo más simple, exigir un mínimo de decoro en el personal, en ocasiones por dejadez, otras por falta de visión, es una asignatura que deberían enseñar a todos los operarios cuando entran a formar parte de un equipo independientemente del gremio que sea.

Son muchas las veces, las que hemos ido a comer a un restaurante, que casualmente nos ha comprado los uniformes, el cliente se ha invertido mucho dinero en el uniforme perfecto, pero la mitad del personal van, unos con la camisa mal remetida, sin planchar, unos con los lazos de los delantales ceñidos de forma incorrecta, gorros de cocineros, mal colocados o ropa personal por encima del uniforme, porque ese día a alguien se le olvidó subir la calefacción, el resultado es que la imagen que se pretendía dar, no se ha conseguido y el desembolso de dinero ha sido importante, conclusión se mal gastó el dinero, para ese viaje, no necesitábamos alforjas, lo hemos visto en infinidad de ocasiones, es defecto profesional. Lo primero que pensamos es, con el pastizal que se han gastado y lo mal que van todos.

La composición no es la adecuada.

También existe un pequeño grupo de empresas que al adquirir, los uniformes, no se dejan aconsejar en absoluto, compran porque un determinado corte, tacto o estampado, les gusta, pero no piensan en las condiciones laborales que tienen, sea el caso de algunas cocineras, que nos han comprado chaquetas de peluquería, muy poco prácticas a la hora de quitarse el uniforme de producirse un accidente, una cazuela de algún líquido se derrama encima o simplemente sale ardiendo el uniforme, por la proximidad con los fogones. Muchos son los cocineros que deciden adquirir chaquetas de cocina en ambientes muy calurosos con tejidos que no son transpirables y que luego sufren las consecuencias con el calor. O sanitarios que se pegan largas jornadas laborales trabajando con uniformes confeccionados en 100% poliéster de mala calidad, terminando la prenda siendo una auténtica tortura en cuanto a rozaduras y olores…

Concluyendo, llevamos décadas trabajando con todo tipo de uniformes, sabemos cuál es el más adecuado, es por ello que te pedimos que nos preguntes, te asesoraremos. Recuerda que tanto la ropa como el calzado laboral son específicos para cada gremio, por algo será.

El Calzado.

Muy pocas empresas, son las que invierten en calzado igual y homogéneo con todos sus operarios. Sólo el gremio de la industria, y no porque lo vean como dar buena imagen, si no que por la ley de prevención de riesgos laborales, es obligatorio proveer a los trabajadores de calzado de seguridad, dada esta normativa, ya se aprovecha y se uniforma a todo el mundo igual, es gracias a esta ley que surgió hace pocas décadas que logra que este gremio quizás sea el mejor conjuntado y vestido de todos, en términos generales, ya sea pequeña, mediana o gran empresa.

El resto de gremios, no suelen ser tan exigentes en cuanto a ir conjuntados, todos los trabajadores, con el calzado. Algo más quizás en hostelería, pero sólo en lo que al color se refiere.

Los más errados:

El gremio que más comete estos errores, es la hostelería y el mundo de la peluquería y estética. Esta última dejándose uniformar por las firmas de champús que gastan al hacer una cantidad x de material, dichas firmas, les regalan los uniformes, generalmente formados por camisetas económicas personalizadas con el nombre del fabricante, quien hace realmente la publicidad es el que fábrica el champú.

Una vez más lo barato sale caro, si perdemos la oportunidad de hacer publicidad con el personal

Multinacionales.

Apenas mencionamos las grandes multinacionales, porque no es que no cometan errores, sino que es mucha la inversión la que hacen a la hora de trabajar por la imagen de su empresa, y por lo general suelen darle mucha importancia a la uniformidad del personal y no permiten que nadie se salga de las directrices marcadas.

Las grandes empresas evitan este tipo de problemas, simplemente porque su política de empresa y protocolo, así lo establecen y así se firma entre ambas partes al firmar el contrato laboral.

Moraleja.

Los uniformes son una inversión, no un gasto, quieres acertar y que así sea, deja que te asesoremos.