El polo, una mezcla entre camiseta y camisa, ideal para cualquier tipo de trabajo y deporte.

¿Conoces cuál es el origen del polo cómo prenda? En Epiformes te lo contamos.

Si investigamos un poco y accedemos a diferentes fuentes, encontramos contradicciones, hay varias versiones sobre su origen. Unos lo atribuyen a Lewis Lacey, jugador argentino de polo, a finales del S.XIX y otras a un grupo de soldados ingleses en la India durante la colonización.

Lo que sí es claro es que el nombre lo toma de dicho deporte en dicho país. Sea como fuera, la vestimenta en los jugadores de polo eran prendas toscas de manga larga y poco glamurosas, principalmente confeccionadas en algodón grueso, prendas poco elásticas y calurosas, nada transpirables, fueron estos los motivos los que llevo a su creador más innovador a buscar un tejido de punto más transpirable y en cierta medida, elástico y elegante.

Se presupone que fue Rene Lacoste en la década de los años 20 quien introdujo el polo más parecido al que conocemos hoy en día y el que comenzó a comercializarlo para el público en general.

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Con el paso de los años, fueron muchas otras las firmas las que se apuntaron a la moda de los polos, como en diseñador Ralph Lauren en los 70 que añadió a su colección dicha prenda.

Los polos puede que su origen fuera en tal deporte, pero no quedó ahí, hoy en día es una prenda que se usa como uniforme en deportes de alto standing, ya sea como ya hemos dicho el polo, también el tenis o el golf. Es una prenda versátil que encaja con cualquier tipo de pantalón más o menos formal, entona con unos vaqueros, unos chinos, un pantalón de vestir más arreglado e incluso con unas bermudas ya sean para practicar deporte o para salir a la calle.

El Polo pasó de ser una prenda deportiva a una prenda de vestir de cierta elegancia y llegó a la ropa laboral ya hace algunos años en diversos colores y tallas. Ha llegado incluso a ser muy usado como uniforme escolar.

Puede que a día de hoy los polos sean las prendas más versátiles que hay en el mercado actual.

A nadie le resulta extraño, ver uniformado con un polo a un albañil, una empresa de fontaneros, carpinteros, es decir servicios en general, pero tampoco a un camarero a una limpiadora, un chofer de autobús, o un dependiente en una frutería, panadería etc… Es tan amplía la gama de colores que raro será que un trabajador no encuentre el polo de trabajo que necesita.

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