Si hablamos de alguien, que está cocinando, sin mencionar el sexo, posiblemente, nos imaginemos a una madre cocinando en la cocina de casa.

Desde hace miles de años ha sido el roll que ha desempeñado la mujer en el entorno familiar.

Si hablamos de un chef, la imagen cambia y pensamos en un hombre en un restaurante, cuando en realidad la persona que puede estar cocinando en la cocina de casa, puede ser un hombre y el chef del restaurante una mujer.

En los orígenes de la humanidad, nadie decidió que las cosas fueran así, simplemente, la necesidad de que la naturaleza encajara para la supervivencia de las especies, hizo que las cosas fueran como fueron.

En un entorno en el que había que luchar contra los elementos, donde había que formar comunidades entre especies y tribus, donde había que aprender a protegerse de las inclemencias del tiempo, a cazar para comer y a proteger la estirpe de posibles competidores, hizo que la mujer que engendraba vida se encargara del refugio, de los hijos y de sustento de estos y que el hombre físicamente más corpulento saliera a cazar y a defender el territorio. Ese roll se ha conservado durante miles de años, con la evolución del ser humano, la incorporación ya desde hace décadas de la mujer al mercado laboral (visible) todo esto ha cambiado.
Ya se intercambia los roles ancestrales sin mayor complicación, pero aún existe algo que no ha cambiado.

No tengo datos estadísticos, pero atrevería a decir que la mayoría de cocinas en los restaurantes del mundo de puertas para adentro, son ellas las que cocinan sin ser vistas y reconocidas y en cambio cuando a lo que a imagen se refiere, un restaurante pretende, visualizar las exquisiteces culinarias de su establecimiento, lo suele hacer de la mano de un hombre, bien vestido con pantalón gorro y chaquea de cocinero a juego.

La mujer es cocinera y el hombre chef. Sigo muy bien sin visualizar dónde está ese pequeño matiz que marca esa diferencia, cuando en realidad ha sido la mujer la que ha cocinado durante siglos ¿En qué momento se puso en valor el ser chef hombre y no mujer? ¿Sería quizás por la novedad, por aquello de que cuando algo es novedad, es noticia?

En Epiformes, hemos vivido esa diferencia incluso en el ámbito de los uniformes y ropa de cocina entre ambos sexos. El cocinero, no le importa invertir un poco más en el uniforme, bordar el nombre y dar una imagen, la cocinera, en cambio, en el 99% de las ocasiones, buscaba, ropa cómoda, sufrida pasando a segundo plano la imagen, por lo general, chaquetas de cocina rectas unisex, sencillas, con pantalones de pata de gallo o cuadro Vichy anchos y gorros de cofia, todo ello muy práctico, económico, pero con cero glamour.

Hemos ido viendo la progresión y a medida que los fabricantes han ido sacando nuevas colecciones de ropa de cocina para ellas más modernas entalladas y glamurosas se han ido animando a consumir dichas prendas, pero ha costado años.


Algunos fabricantes fueron visionarios y firmas como Egochef e Isacco, fueron los primeros en sacar docenas de uniformes de cocina para ellas, pero tanto se adelantaron en el tiempo, que los primeros diez años, no tuvieron éxito y simplemente, no se vendían. Lo sabemos, porque en Epiformes, llevamos décadas apostando por dichos diseños y patrones para mujer sin éxito.

Hoy la cosa ha cambiado, cada día se venden menos gorros de cofia, menos chaquetas básicas y puntualmente pantalones de cuadro Vichy o pata de gallo.

Hoy ellas, quieren vestir bien con prendas de calidad y de firmas reconocidas en el mundo de la hostelería.

La foto de la portada de este post es una muestra de ello, dos clientas de Epiformes, que visten chaquetas de cocina de calidad.

Por suerte, seguimos avanzando.

Chaquetas de cocinera